Para hablar de la relación entre las novelas literarias y los juegos de rol de mesa, antes debemos desarrollar el concepto de rol. Por definición propia se trata de una interpretación de un personaje creado con unas características concretas, como en un teatro o en una película, y que trasladado a un juego, trata de que el jugador debe respetar y ser fiel a la interpretación de ese personaje en las diferentes situaciones, de cualquier tipo, en que le ambiente y guíe el director de juego (también llamado máster) durante una partida o sesión. Por supuesto, para jugar al rol de mesa tan solo hacen falta unos dados, una ficha con las características del personaje a interpretar, un director de juego y, ante todo, mucha imaginación.
Una vez desarrollado esto no es difícil explicar que novelas como Malaz: El libro de los caídos (Steven Erikson), o las Crónicas de las Dragonlance (Margaret Weis y Tracy Hickman) son, fundamentalmente y en esencia, partidas de rol que sus autores jugaron interpretando a personajes usando su imaginación y viviendo mil aventuras, disfrutándolas hasta el punto de querer escribir esas vivencias en sus libros.
También se puede hablar de juegos de rol nacidos por la inspiración generada tras la lectura de grandes novelas reconocidas como The Dresden Files (Jim Butcher), El señor de los Anillos (J. R. R.Tolkien), Los mitos de Cthulhu (H. P. Lovecraft) o incluso Juego de Tronos (George R. R. Martin). De igual modo, la imaginación y la pasión vividas en la lectura de una novela generan la necesidad de “explorar” aún más esa ambientación, y de ahí la creación de campañas de rol.
Y solo he mencionado algunos ejemplos de la gran variedad existente en cada género literario, desde la fantasía, a la novela negra o la ciencia ficción de modo que, una vez más, puede demostrarse que el rol, entre otras cosas, ayuda a fomentar la lectura, desarrollar la imaginación y, en muchos casos, la creación de contenido a modo de novelas, ilustraciones e incluso discos musicales.
Hablando de mi caso en particular, y motivo por el cual escribo este artículo, soy un jugador de rol veterano que, en ocasiones concretas, también ha masterizado partidas de rol de mesa a cuatro o seis jugadores ávidos de vivir aventuras en mundos alternativos, generalmente propios, donde poder dar rienda suelta a su imaginación. Al igual que los primeros autores que nombré más arriba, yo mismo fui inspirado al interpretar personajes de diferentes tipos jugando a rol con mis amigos de toda la vida. Los buenos momentos, las risas, el compañerismo y las grandes aventuras vividas siempre generaron en mi lector interior la necesidad de encontrar esas emociones en novelas, pero como he explicado, en el mercado actual únicamente existen libros donde directamente encontramos esas aventuras en las que los personajes interpretados en el rol son, directamente, los protagonistas de las novelas y la ambientación de la campaña jugada es el mundo donde se desarrolla.
Descubrí, muy a mi pesar, que lo más cercano a lo que yo quería encontrar realmente trataba de novelas donde jugadores de rol, como expertos del tema, ayudaban a otros personajes a resolver casos turbios de la policía o formaban parte de la ambientación de la misma, y únicamente en dos novelas (El juego de Ripper de Isabel Allende y Nadie conoce a nadie de Juan Bonilla), pero definitivamente no existían novelas donde los jugadores de rol fuesen los protagonistas y que, además, la trama de la misma fuese de estos mismos jugando e interpretando personajes en un juego de rol de mesa. Este hecho generó una gran necesidad en mí, que quedó guardada en un rinconcito de mi mente hasta que, en el NaNoWrimo de 2017, acudí a ella para cumplir con el reto mundial de noviembre de escribir 50000 palabras en 30 días. Tenía tanta experiencia vivida y tanto contenido dentro de mi cabeza que pude cumplir el reto sin problemas, dando vida a mi segunda novela escrita, Apocalipsis Humano, publicada por Editorial Titanium.
Se trata de una novela pionera en realidad, donde un grupo de cinco personajes se dedican a jugar a rol de mesa, y donde la trama de todo el libro va de un juego de rol donde los personajes interpretan a monstruos que tratan de evitar un apocalipsis humano que ha brotado en su ciudad. Todo es divertido para ellos, hasta que las consecuencias que suceden en el juego comienzan a manifestarse en la realidad, y deben seguir jugando sus personajes para tratar de evitar que la campaña escrita por la directora de juego acabe con su ciudad. Como veis, una novela diferente cuya ambientación nunca fue usada en la literatura del modo en que yo siempre deseé verla, al menos hasta que yo mismo me decidí a escribirla. Es abrumador conocer la cantidad de gente que, como yo, deseaba leer una novela de estas características y que ahora, gracias a Apocalipsis Humano, podrá disfrutar de algo así.
Tras haberme documentado bien sobre el tema puedo decir sin temor a equivocarme que, en este caso, hablamos de una novela con una historia cuya trama, curiosamente, nunca antes ha sido usada en la literatura. De todo corazón espero que podáis llegar a disfrutar en algún momento de vuestra vida de esta novela.